ARES

 Entiendo que dudes y tengas miedo de lo que escribo, que tratas de llenar un vacío que hace mucho me dejaron. Que tratas de estar a la “altura” para darme amor, para ser mi complemento y me olvide de lo demás y solo me concentre en mí. Perdón, por no ser lo que buscas, por pensar en alguien más, por escribirle a alguien más. Mereces más que este corazón vagando entre las ruinas de su pasado, mereces más que esta mente nublada, que esta alma rota buscando pegar sus trozos. Mereces a alguien completo, y yo no soy ese alguien, porque, aunque encuentre piezas, siempre sentiré que me falta algo. Tú no te atormentas por las noches, tú puedes dormir, y me doy cuenta las veces que me despierto de madrugada y noto como la paz abunda en tu alma, como se refleja en tu rostro. Tu mente no te tortura sobre pensando, tú solo disfrutas y no sobre analizas la situación. Que no fumas por ansiedad y solo lo haces por gusto, que no bebes para anestesiarte y solo lo haces por gusto. No sabes lo mucho que me gustaría arreglarme para no darte las preocupaciones que antes no tenías… Porque sé que no me merezco esta atención que me pones. No sé qué ves en mí habiendo tantos hombres más guapos allá fuera, tantos tipos que no necesitan de pastillas para descansar unas horas, que no necesitan de hachís para olvidarse de uno mismo. Tantos tipos completos y yo tan fragmentado. Pero no niego que encuentro un poco de tranquilidad cuando entras en las cobijas y me regalas un beso en la frente. Que a pesar de que no puedo ni conmigo no me quiero rendir contigo. Vuelvo a casa y sé que ahí estarás con un enorme plato de comida, con un abrazo y una película nueva. Porque si a día de hoy no me he dejado caer al vacío es porque encuentro mejor vista cuando te tengo de frente y el precipicio ya no parece tan tentador.

Sé que te cansarás de mí esperando que mejore o trate de encontrar una solución para mí, sé que te vas a ir, pero hasta entonces, hasta que no pase, quiero seguir disfrutando de ti.